¿Tu “apetito” es por estrés?
Ximena Fernández
Especialista en Nutrición, Experta en TCA (Trastornos de Conducta Alimentaria) y Obesidad
Por "x" o "y" circunstancia, todo ser humano alguna vez ha vivido momentos en los que se siente estresado, cansado, ansioso o deprimido, y es habitual, en estos momentos comer más, buscando relajarse, distraerse o sentirse mejor.
Existen ciertos alimentos, especialmente los altos en hidratos y grasas, que alteran la química corporal, logrando calmar el sistema nervioso a corto plazo, pero a largo plazo, el sentimiento de estrés, cansancio, ansiedad o depresión siguen ahí.
El estrés intenso desequilibra los niveles de cortisol en el cuerpo, y con ello el desequilibrio de los mecanismos de apetito y saciedad.
Es ahí cuando aparece de manera "repentina" esa gula ansiosa, y con una alta intensidad, lo que hace que normalmente sea muy difícil resistirse y reprimir ese "ataque" de hambre sin control, y comienzas a comer sin pensar, ni ser consciente de las cantidades, o de lo que comes, y una vez que terminas, además de no sentirte "saciado", entran los sentimientos de arrepentimiento y vergüenza.
El motivo principal de estos sentimientos, es que ese "apetito" no se origina en tu estómago sino en tu mente. Cuando te das cuenta de que realmente estás comiendo por estrés, empiezas a tomar conciencia y puedes hacer ajustes para despertar de ese patrón automático que dice "quiero comer comer comer".
Introduce rutinas para aprender a controlar la ansiedad, y con esto das ese primer paso para separar la relación entre estrés y alimentación.
Es importante parar y respirar profundamente y tomarte el tiempo de escuchar lo que dice tu cuerpo.